El libro de Salmos es una colección de poemas sagrados de la Biblia que son alabanzas y oraciones a Dios. El título de ese libro en hebreo, Telhillim, significa “alabanzas”; su título en griego es Salmos, que quiere decir “cantos”.
No se tiene registro exacto de los autores de todos los salmos, pero es al rey David a quien más se menciona. También se nombran otros profetas y personajes como: Moisés, Salomón, Asaf (el músico de David) y unos sacerdotes levitas (los hijos de Coré). En algunos casos, el autor es anónimo.
Los salmos nos recuerdan la necesidad de alabanza y adoración a nuestro Dios que nos da alegría con su presencia, sostiene el universo, y cuida de cada uno de nosotros.
1 BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
3 Y será como el árbol plantado junto á arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos: Sino como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.
2 ¿POR qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan vanidad?
2 Estarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová, y contra su ungido, diciendo:
3 Rompamos sus coyundas, Y echemos de nosotros sus cuerdas.
4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.
5 Entonces hablará á ellos en su furor, Y turbarálos con su ira.
6 Yo empero he puesto mi rey Sobre Sión, monte de mi santidad.
7 Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por heredad las gentes, Y por posesión tuya los términos de la tierra.
9 Quebrantarlos has con vara de hierro: Como vaso de alfarero los desmenuzarás.
10 Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra.
11 Servid á Jehová con temor, Y alegraos con temblor.
12 Besad al Hijo, porque no se enoje, y perezcáis en el camino, Cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.
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