Salmos 1 y 2 - Reina Valera antigua



El libro de Salmos es una colección de poemas sagrados de la Biblia que son alabanzas y oraciones a Dios. El título de ese libro en hebreo, Telhillim, significa “alabanzas”; su título en griego es Salmos, que quiere decir “cantos”.

No se tiene registro exacto de los autores de todos los salmos, pero es al rey David a quien más se menciona. También se nombran otros profetas y personajes como: Moisés, Salomón, Asaf (el músico de David) y unos sacerdotes levitas (los hijos de Coré). En algunos casos, el autor es anónimo.

Los salmos nos recuerdan la necesidad de alabanza y adoración a nuestro Dios que nos da alegría con su presencia, sostiene el universo, y cuida de cada uno de nosotros.


SALMOS 1

BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.

Y será como el árbol plantado junto á arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

No así los malos: Sino como el tamo que arrebata el viento.

Por tanto no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos.

Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.



SALMOS 2

¿POR qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan vanidad?

Estarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová, y contra su ungido, diciendo:

Rompamos sus coyundas, Y echemos de nosotros sus cuerdas.

El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.

Entonces hablará á ellos en su furor, Y turbarálos con su ira.

Yo empero he puesto mi rey Sobre Sión, monte de mi santidad.

Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.

Pídeme, y te daré por heredad las gentes, Y por posesión tuya los términos de la tierra.

Quebrantarlos has con vara de hierro: Como vaso de alfarero los desmenuzarás.

10 Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra.

11 Servid á Jehová con temor, Y alegraos con temblor.

12 Besad al Hijo, porque no se enoje, y perezcáis en el camino, Cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.

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