El Libro de Romanos: Una Joya Teológica en la Biblia

El libro de Romanos es una de las obras más influyentes y profundas del Nuevo Testamento de la Biblia. Escrito por el apóstol Pablo, esta epístola es una carta dirigida a la iglesia en Roma, una comunidad cristiana en crecimiento en la capital del Imperio Romano.

Aunque Pablo no fundó esta iglesia ni la había visitado en el momento de escribir la carta, su deseo era establecer una base firme en la fe cristiana y compartir su entendimiento del evangelio con los creyentes en Roma.

La carta a los Romanos se cree que fue escrita alrededor del año 57-58 d.C., durante el tercer viaje misionero de Pablo, mientras se encontraba en Corinto. En esta carta, Pablo expone la doctrina cristiana de una manera sistemática y profunda, explorando temas como el pecado, la justicia de Dios, la gracia, la fe, la ley, la salvación y la vida en el Espíritu.

Versículos Inspiradores del Libro de Romanos:

Romanos 1:16-17: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá."
Romanos 5:8: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."
Romanos 8:1: "Por lo tanto, no hay ahora ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús."
Romanos 8:28: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados según su propósito."
Romanos 12:2: "No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
Romanos 12:12: "Gozaos en la esperanza; sed pacientes en la tribulación; perseverad en la oración."
Romanos 15:13: "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo."
Romanos 15:7: "Por tanto, acogeos unos a otros, como también Cristo nos acogió para la gloria de Dios."